Hoy continuamos con el tercer integrante de la terna clásica que forma parte del conjunto de herramientas que todo diseñador gráfico debe tener a mano. Si ya hablamos del tratamiento de imagen con GIMP y del diseño vectorial con InkScape ahora le toca el turno a la aplicación que aúna los esfuerzos realizados con estos dos programas como suele ser todo software de maquetación con fines editoriales, y dentro de ese campo en GNU/Linux tenemos que hablar de Scribus.
Como vengo diciendo, no pretendo poner en el mismo plano el veterano a la par que moderno software para Windows y/o Mac que hay en el mercado con sus alternativas en Linux. En diseño editorial hay herramientas con muchos años y experiencia a sus espaldas como QuarkXpress, el viejo PageMaker o el más actual InDesign, estos dos últimos propiedad de la poderosa Adobe. Pero como también vengo repitiendo no por ello procede menospreciar el software equivalente que podemos encontrar bajo GNU/Linux. Scribus es una opción que podría equipararse con alguna versión antigua de los programas mencionados, por lo que si entonces ya encontrábamos prestaciones interesantes a, por ejemplo, QuarkXpress, no veo por qué ahora deberíamos infravalorar las que nos ofrece la utilidad completamente libre y gratuita (no lo olvidemos) que nos ocupa.
En Scribus tenemos todo lo necesario para maquetar revistas, libros y trípticos, y también sirve para trabajar en cartelería. Es cierto que lo encuentro menos versátil que QuarkXpress (que es el que más conozco) y que algunas operativas de manejo se hacen algo pesadas si no está uno habituado. Pero todo es acostumbrarse y no me parece motivo para desecharla de principio.
Al crear nuestro documento podemos escoger el formato de página, el número y formato de columnas, sangrías, unidades, etc. Podemos también crear páginas maestras con los elementos gráficos que se repiten para aplicar a nuestro diseño, como manchetas y anagramas. Luego tenemos las habituales herramientas de creación de marcos de texto, de imagen, de líneas y formas geométricas. Enlazar dos marcos de texto es relativamente simple, así como la manipulación de imágenes para ajustarlas al marco e incrustarlas en un texto. Las opciones de manipulación de texto son satisfactorias pero alguna de ella, como el desplazamiento de la línea base, cuesta al principio hacerse con ella. Pero como digo más arriba, todo es coger la costumbre.
En su contra debo decir que el trabajo con guías y líneas guía me parece bastante mejorable. No me ha sido posible establecer un origen de desplazamiento de las mismas, así que la solución es atiborrar el diseño de líneas guía que, la verdad, entorpecen bastante la visualización del trabajo. Tampoco he encontrado como reducir los desplazamientos por teclado, algo muy útil cuando quieres mover un objeto una distancia mínima, por ejemplo, si no quieres que se vea atraído por una línea guía. Tener que desactivar el ajuste cada vez que queremos hacer esto es un engorro. También destaco que el panel he herramientas flotante resulta pelín molesto; ocupa mucho y no se puede minimizar, aunque se puede ocultar y visualizar fácilmente con la tecla F2.
Para quienes lo dominen Scribus dispone de una consola para Python, lenguaje en que están escritas no pocas aplicaciones basadas en GNU/Linux. También podemos aplicar efectos a las imágenes insertadas, aunque lo más eficaz es abrirlas con GIMP y editarlas ahí.
Por concluir, la verdad es que me ha sorprendido gratamente esta versión 1.4.0 de Scribus, sobre todo en comparación con versiones previas, bastante más deficientes. He notado mejoría y eso me agrada. Retomando el argumento de inicio, junto con InkScape y GIMP tenemos un trío de aplicaciones con una potencia no desdeñable que más de una PYME debería contemplar si quiere disfrutar de las prestaciones de software gráfico con una más que aceptable calidad pero a coste cero.
Como vengo diciendo, no pretendo poner en el mismo plano el veterano a la par que moderno software para Windows y/o Mac que hay en el mercado con sus alternativas en Linux. En diseño editorial hay herramientas con muchos años y experiencia a sus espaldas como QuarkXpress, el viejo PageMaker o el más actual InDesign, estos dos últimos propiedad de la poderosa Adobe. Pero como también vengo repitiendo no por ello procede menospreciar el software equivalente que podemos encontrar bajo GNU/Linux. Scribus es una opción que podría equipararse con alguna versión antigua de los programas mencionados, por lo que si entonces ya encontrábamos prestaciones interesantes a, por ejemplo, QuarkXpress, no veo por qué ahora deberíamos infravalorar las que nos ofrece la utilidad completamente libre y gratuita (no lo olvidemos) que nos ocupa.
En Scribus tenemos todo lo necesario para maquetar revistas, libros y trípticos, y también sirve para trabajar en cartelería. Es cierto que lo encuentro menos versátil que QuarkXpress (que es el que más conozco) y que algunas operativas de manejo se hacen algo pesadas si no está uno habituado. Pero todo es acostumbrarse y no me parece motivo para desecharla de principio.
Al crear nuestro documento podemos escoger el formato de página, el número y formato de columnas, sangrías, unidades, etc. Podemos también crear páginas maestras con los elementos gráficos que se repiten para aplicar a nuestro diseño, como manchetas y anagramas. Luego tenemos las habituales herramientas de creación de marcos de texto, de imagen, de líneas y formas geométricas. Enlazar dos marcos de texto es relativamente simple, así como la manipulación de imágenes para ajustarlas al marco e incrustarlas en un texto. Las opciones de manipulación de texto son satisfactorias pero alguna de ella, como el desplazamiento de la línea base, cuesta al principio hacerse con ella. Pero como digo más arriba, todo es coger la costumbre.
En su contra debo decir que el trabajo con guías y líneas guía me parece bastante mejorable. No me ha sido posible establecer un origen de desplazamiento de las mismas, así que la solución es atiborrar el diseño de líneas guía que, la verdad, entorpecen bastante la visualización del trabajo. Tampoco he encontrado como reducir los desplazamientos por teclado, algo muy útil cuando quieres mover un objeto una distancia mínima, por ejemplo, si no quieres que se vea atraído por una línea guía. Tener que desactivar el ajuste cada vez que queremos hacer esto es un engorro. También destaco que el panel he herramientas flotante resulta pelín molesto; ocupa mucho y no se puede minimizar, aunque se puede ocultar y visualizar fácilmente con la tecla F2.
Para quienes lo dominen Scribus dispone de una consola para Python, lenguaje en que están escritas no pocas aplicaciones basadas en GNU/Linux. También podemos aplicar efectos a las imágenes insertadas, aunque lo más eficaz es abrirlas con GIMP y editarlas ahí.
Por concluir, la verdad es que me ha sorprendido gratamente esta versión 1.4.0 de Scribus, sobre todo en comparación con versiones previas, bastante más deficientes. He notado mejoría y eso me agrada. Retomando el argumento de inicio, junto con InkScape y GIMP tenemos un trío de aplicaciones con una potencia no desdeñable que más de una PYME debería contemplar si quiere disfrutar de las prestaciones de software gráfico con una más que aceptable calidad pero a coste cero.