GIMP (GNU Image Manipulation Program) lleva tiempo postulándose como la única alternativa libre al afamado Photoshop, y observo que recibe muchos empujones desde la red por parte de voluntariosos linuxeros, demasiado deseosos quizá de ver algo que en realidad no existe. Para quien ha utilizado el software de Adobe de manera profesional GIMP es un pobre sustituto, no vayamos a engañarnos. Ya sea por sus operativas de manejo o por el alcance de sus herramientas.
Ya quisiera pronunciarme de otro modo pero cada vez que tengo que utilizar GIMP solo acabo echando en falta Photosohop. Ojo, esto no significa que sea un programa insuficiente para el usuario medio, no digamos para un novato. Les hablo desde una perspectiva de alguien que ha trabajado profesionalmente (hace tiempo, pero quien tuvo retuvo) en el campo del tratamiento de imagen.
Lógicamente, me tengo que dirigir al usuario de tipo medio que nunca entró en las profundidades de Photoshop, y para él las noticias son buenas: GIMP dispone de las suficientes herramientas y utilidades para lograr resultados profesionales sin eternizarse con el aprendizaje. Siempre y cuando renuncien a la complejidad que ofrece su modelo privativo.
La versión que tengo instalada es la 2.6 para Debian 6, la cual no creo que difiera mucho de la que uno disponga en Debian 7 o en los últimos Ubuntu. Y por poner algunos ejemplos que considero mejorables cabría referirse a los umbrales de selección de pixels, claramente insuficientes, los limitadísimos efectos de capa, lo poco trabajado de muchos de sus filtros y una caja de herramientas principal en la que se echan de menos mayores opciones de control. Son defectillos que pueden pulirse combinando herramientas para llegar al mismo fin, aunque invirtiendo más trabajo y tiempo.
Pero repito, después de trabajar ampliamente con Photoshop, GIMP no admite comparación. Eso sí, ha copiado en modelo de paletas de herramientas flotantes que en aquel ya resulta molesto desde hace muchas versiones. Pero si dejamos al margen estas comparaciones estamos ante un software que cumple con creces con muchas exigencias hasta un grado de complejidad bastante aceptable.
Ya quisiera pronunciarme de otro modo pero cada vez que tengo que utilizar GIMP solo acabo echando en falta Photosohop. Ojo, esto no significa que sea un programa insuficiente para el usuario medio, no digamos para un novato. Les hablo desde una perspectiva de alguien que ha trabajado profesionalmente (hace tiempo, pero quien tuvo retuvo) en el campo del tratamiento de imagen.
Lógicamente, me tengo que dirigir al usuario de tipo medio que nunca entró en las profundidades de Photoshop, y para él las noticias son buenas: GIMP dispone de las suficientes herramientas y utilidades para lograr resultados profesionales sin eternizarse con el aprendizaje. Siempre y cuando renuncien a la complejidad que ofrece su modelo privativo.
La versión que tengo instalada es la 2.6 para Debian 6, la cual no creo que difiera mucho de la que uno disponga en Debian 7 o en los últimos Ubuntu. Y por poner algunos ejemplos que considero mejorables cabría referirse a los umbrales de selección de pixels, claramente insuficientes, los limitadísimos efectos de capa, lo poco trabajado de muchos de sus filtros y una caja de herramientas principal en la que se echan de menos mayores opciones de control. Son defectillos que pueden pulirse combinando herramientas para llegar al mismo fin, aunque invirtiendo más trabajo y tiempo.
Pero repito, después de trabajar ampliamente con Photoshop, GIMP no admite comparación. Eso sí, ha copiado en modelo de paletas de herramientas flotantes que en aquel ya resulta molesto desde hace muchas versiones. Pero si dejamos al margen estas comparaciones estamos ante un software que cumple con creces con muchas exigencias hasta un grado de complejidad bastante aceptable.
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